José Luis Gordillo es profesor de filosofía del derecho en la Universidad de Barcelona y miembro del consejo de redacción demientras tanto. Entre sus publicaciones más recientes cabe destacar Nostalgia de otro futuro. La lucha por la paz en la posguerra fría.
En una nota editorial, magnífica en mi opinión, publicada en el número 110-111 de mientras tanto, informabas que en la revista The Open Chemical Physics Journal, se había publicado en abril de 2009 un artículo titulado: “Active Thermitic Material Discovered in Dust from the 9/11 World Trade Center Castastrophe” (“Material de termita activa descubierto en el polvo de la catástrofe del WTC del 11-S”). ¿Qué nuevas informaciones de interés contenía este artículo?
Básicamente, como el mismo título indica, que se han encontrado restos de un explosivo denominado “nano-thermite” en el polvo generado por el hundimiento de los edificios del World Trade Center. Más en concreto, el artículo concluye diciendo: “Basándonos en estas observaciones, llegamos a la conclusión de que las capas rojas de las esquirlas rojo/gris que hemos descubierto en el polvo generado en el WTC es material termítico activo sin reaccionar que incorpora tecnología nanotermítica y se trata de un material altamente energético, pirotécnico o explosivo.” El artículo incluye fotografías de esos restos.
La “termita” es un explosivo que se utiliza para la demolición controlada de edificios. Ese hallazgo corrobora la principal tesis defendida por la asociación norteamericana “Arquitectos e ingenieros por la verdad sobre el 11-S” ae911truth.org
(que ya tiene más de 700 miembros), según la cual la forma en que se derrumbaron la Torre Norte, la Torre Sur y el Edificio nº 7 (un edificio con estructura de acero contra el que no se estrelló ningún avión y que se derrumbó a las 17’20h. en 6’60 segundos de manera totalmente simétrica), sólo pudo ocurrir como resultado de una serie de explosiones en secuencia. Richard Gage, arquitecto y presidente de dicha asociación, lo explicó con mucho detalle en una conferencia de tres horas pronunciada en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, el 7 de noviembre del año pasado.
Tele 5 ofreció un breve resumen de su contenido en el telediario del mediodía del día posterior:
¿Quién o quiénes firmaban el artículo, un trabajo que, según apuntas en tu nota, fue entregado en mano por un activista estadounidense a Biden, el vicepresidente de Estados Unidos?
La referencia del artículo es “Active Thermitic Material Discovered in Dust from the 9/11 World Trade Center”, The Open Chemical Physics Journal, 2009; 2:7-31. doi: 10.2174/1874412500902010007. Esta revista es de libre acceso, se publica online, utiliza revisores por pares (peer reviewed Journal) e incluye artículos originales sobre todas las áreas de la físico-química.
Los autores del artículo son: Niels H. Harrit, profesor del Departamento de Química de la Universidad de Copenhague; Jeffrey Farrer, profesor del Departamento de Física y Astronomía de la Brigham Young University de EE.UU; Steve Jones, físico y antiguo profesor de la universidad citada anteriormente; Kevin R. Ryan, ingeniero estadounidense y antiguo empleado de la empresa Underwriters Laboratories a la que se pidió que colaborara con la investigación oficial sobre las causas del derrumbe de las torres del WTC (Ryan fue despedido cuando denunció que esa investigación no se fundamentaba en datos contrastados); Frank M. Legge, químico empleado en la empresa australiana Logical Systems Consulting; Daniel Farnsworth, profesor del Departamento de Física y Astronomía de la Brigham Young University; Gregg Roberts, psicólogo y colaborador de “Arquitectos e Ingenieros por la verdad sobre el 11-S”; James R. Gourley, ingeniero químico y colaborador del International Center for 9/11 Studies de Dallas; y Bradley R. Larsen, colaborador de “científicos por la verdad y por la justicia sobre el 11-S(ver en ingles Movimiento Global por la Verdad sobre el 11S).
El artículo fue entregado efectivamente a Joseph Biden por activistas del grupo We Are Change (Somos el cambio). El mismo grupo repitió la misma operación con varios congresistas norteamericanos hacia mediados de julio. Existe una grabación de la acción muy divertida que se puede encontrar en la web de “investigar11-S” (Asociación por la Verdad sobre el 11S ). Los activistas de We Are Change persiguen por los pasillos del Congreso a todos los congresistas que encuentran y les entregan una copia del artículo de manera muy educada. En España, activistas de “investigar11-S” se fueron a la redacción de El País y entregaron una nota de prensa, con registro de entrada, en la que se informaba que Niels H. Harrit pronunciaría una conferencia sobre el contenido del artículo el 21 de julio pasado en el Ateneo de Madrid. Si el diario más leído de España no ha dicho ni una sola palabra sobre dicha conferencia o sobre el artículo, está claro que no ha sido por ignorancia, sino por decisión de sus jefes de redacción.
Señalas en tu nota que el resultado de la investigación “supone una bofetada monumental al informe del gubernamental NIST (Instituto Nacional sobre Estándares y Tecnología) que atribuyó el hundimiento de las tres torres del WTC al efecto combinado del impacto de los aviones y los incendios consiguientes”. ¿Por qué? ¿Quieres decir con ello que lo que se nos ha contado una y mil veces oficialmente en mentira, una mentira diseñada con todo detalle y con malévola intención?
Hay muchos elementos para pensar que así es. El NIST -una institución cuyos directivos son designados por el gobierno- afirmó que el impacto de los aviones provocó un incendio pavoroso que fundió y/o debilitó las vigas de acero de los pisos afectados por el choque, provocando después un derrumbe en cadena de los pisos inferiores. Pero ni antes ni después del 11-S se han hundido edificios con estructura de acero como consecuencia de un incendio en unos pocos segundos, de forma perpendicular, simétrica y sobre sus propios cimientos (la Torre Norte y la Torre Sur se hundieron en 10 segundos, el Edificio 7 en 6’60 segundos como ya se ha dicho). La increíble afirmación del gubernamental NIST llamó la atención, para decirlo de forma suave, de científicos de varios países. Lo cual es bastante lógico, porque si fuese cierto que un edificio con un esqueleto de vigas de acero puede colapsar en cuestión de segundos a causa de un incendio, las empresas que se dedican a la demolición controlada de edificios deberían echar el cierre y los arquitectos e ingenieros de todo el mundo deberían celebrar un congreso internacional para revisar las reglas de construcción de rascacielos, algo que no ha sucedido que yo sepa.
¿Hay que creer entonces la hipótesis, a la que haces también referencia, apuntada por testimonios de centenares de personas que afirmaron haber oído y/o padecidos explosiones antes y mientras se hundían los edificios? ¿Los tres rascacielos fueron destruidos mediante una demolición controlada?
No es cuestión de creencias, sino de hechos, pruebas y leyes científicas. Como dicen los arquitectos por la verdad sobre el 11-S, no hay muchas más opciones de acuerdo con las leyes de la física y las reglas de la ingeniería y de la arquitectura. Además de la investigación dirigida por Niels Harrit, existen efectivamente los testimonios de cientos de personas entrevistadas en vivo y en directo inmediatamente después de los colapsos. Uno de ellos es el de William Rodríguez, un portero de la Torres Gemelas que padeció –y no sólo escuchó- una explosión en los sótanos de la Torre Norte momentos antes de que se estrellara el primer avión. Un compañero suyo, llamado Felipe David, resultó gravemente herido, con quemaduras en su cara y en sus brazos. Rodríguez ayudó después a salir del edificio a decenas de personas. Fue recibido por Bush en la Casa Blanca y alcanzó cierta notoriedad porque los medios le bautizaron como uno de los “héroes del 11-S”. Fue llamado a declarar ante la Comisión y explicó lo de la explosión en los sótanos previa al impacto del primer avión. Mientras la declaración de otros testimonios fue televisada, la suya fue a puerta cerrada. En el Informe final, su testimonio y su nombre no aparecen por ninguna parte.
Pero hay más datos que apuntan en la misma dirección: en un documental muy interesante de Massimo Mazzucco, titulado Engaño global, se pueden ver el hundimiento de las Torres Gemelas a cámara lenta (ver video : Engaño Global , descargar aquí ). En esas imágenes se ven claramente estelas del humo horizontales procedentes de explosiones. A esto hay que añadir los charcos enormes de metal fundido que se formaron en los cimientos tras los derrumbes. Ante la estupefacción general, semanas después del 11-S todavía persistían esos charcos con el metal al rojo vivo. El físico Steve E. Jones, mencionado más arriba, se planteó la cuestión en su artículo “¿Por qué se derrumbaron realmente los edificios del WTC?”, que se puede consultar en la web), donde ya se apuntaba que la respuesta más probable a ese fenómeno tenía que ver con el uso de la termita, un explosivo que permite cortar y fundir fácilmente el acero.
¿Hay que desechar entonces a Al Qaeda, una organización que se movía en la clandestinidad en el país más vigilado del mundo, según tú mismo recuerdas, como autora del atentado?
No necesariamente, pero conviene reflexionar sobre lo que sabemos de Al Qaeda y Osama Bin Laden. Sabemos que Al Qaeda fue fundada por la CIA al final de la invasión soviética de Afganistán. Como es notorio, la guerra contó con abundante apoyo financiero y militar de Estados Unidos y Arabia Saudí con el reclutamiento de miles de voluntarios islámicos, con fuerte presencia de egipcios, saudíes, pakistaníes y yemeníes (como el propio Bin Landen, hijo de un multimillonario constructor saudita de origen yemení) y el apoyo logístico de Pakistán. Algunos miembros de Al Qaeda reaparecieron en la guerra de los Balcanes contratados por la compañía privada de seguridad MPRI (Military Profesional Resources Incorporated), que es una empresa subcontratista del Pentágono. Por el testimonio de Michael Springman, empleado del cuerpo diplomático de EE.UU, sabemos que muchos de los secuestradores suicidas entraron en EE.UU gracias a unas visas expedidas por la oficina consular estadounidense de Jeddah, en Arabia Saudí, gracias a un plan organizado por la CIA que Springman denomina “visados para terroristas”. Springman es un testigo muy importante porque cuando eso ocurría él estaba trabajando en el consulado de Jeddah. Sabemos que el FBI dice que no tiene pruebas para inculpar a Osama Bin Laden, antiguo colaborador de la CIA, como responsable del 11-S y que por eso no lo acusa en su página web (ver web del FBI) de ser responsable de esos atentados, pero sí en cambio de los de Kenia y Tanzania de 1998, pues sobre esos atentados sí dispone de pruebas.
Es posible que Bin Laden y personas vinculadas a Al Qaeda tuvieron algo que ver con el 11-S, pero no sabemos en calidad de qué. Pudo ser en calidad de tontos útiles, de figurantes o de chivos expiatorios. En Madrid he visto pintadas que dicen “Al Qaeda=CIA”. ¿Nos atrevemos a pensar sobre ello? Por lo demás, la Al Qaeda de la que hablan los medios de comunicación es una cosa muy rara. De entrada posee el don de la ubicuidad, como el dios de los católicos. Si nos hemos de creer todo lo que dicen los medios, Al Qaeda está en todas partes: en Afganistán, en Iraq, en Indonesia, en las islas Filipinas, en Balí, en Argelia, en Marruecos, en Somalia, en la China, en Pakistán, en Arabia Saudí, en Líbano, en EE.UU., en Barcelona, en Madrid, en Santa Coloma de Gramenet … Para los medios de comunicación occidentales, todo grupo islámico que practica la violencia política es Al Qaeda, está relacionado con Al Qaeda o hay alguien de ese grupo que tiene un primo que conoce a uno que es de Al Qaeda. Por cierto, si alguien quiere videos de Al Qaeda puede entrar en la página web de la empresa “IntelCenter”) y comprarlos a un precio asequible.
¿Por qué el artículo, el trabajo que citas en tu nota, no ha merecido, como tú mismo recuerdas, ni una sola línea en ningún gran medio de comunicación, europeo o usamericano?
Habría que preguntárselo a los responsables de esos medios de comunicación. Es posible que si pudiéramos hablar a solas con el más cínico de ellos, nos diría que las dudas sobre la autoría del 11-S son razonables, pero que no conviene hablar sobre estos asuntos porque podría afectar a la fortaleza del dólar, la moneda del comercio internacional, y que eso podría agravar la crisis económica mundial. Así que hay que apechugar con las mentiras y los muertos y confiar en que Obama vaya desactivando los aspectos más escandalosos de las políticas adoptadas tras el 11-S. Pero seguramente nos diría algo parecido si le preguntásemos sobre el carácter catastrófico de algunas de las consecuencias del 11-S, como por ejemplo las guerras de Iraq y Afganistán. Seguramente nos diría que sí, que estas guerras son una catástrofe, pero que no hay que crearle problemas a Obama porque es un tipo simpático y porque sin un papel activo de EE.UU no va a haber recuperación económica a nivel mundial. Personalmente estimo que no hay solución buena a ninguno de los grandes problemas que afronta la humanidad (el hambre, la pobreza, el desempleo, el cambio climático y la crisis ecológica, el cambio de modelo energético, la crisis financiera, la militarización del mundo, etc.) que no pase por la pérdida de poder e influencia de EE.UU y sus aliados. El 11-S ha sido la gran excusa para intentar imponer el unilateralismo de los EE.UU, pero también es el principal talón de Aquiles de ese proyecto.
Fuentes: +ae911truth.org +investigar11s.org +escuadronesporlaverdad.com
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